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De fuera a dentro, viene presentado en un pack de cartón con un arte renovado y completamente en relieve que me recuerda ligeramente a la portada de A matter of Life and Death de Iron Maiden.
Comparaciones aparte. Viene acompañado, como es habitual, con un libreto con las letras de las canciones así como una serie de fotografías y caricaturas de los componentes y la mascota del grupo. Todas ellas diseñadas por Martin Häusler y Marcos Moura.
Respecto al apartado técnico, una de las curiosidades del disco es que ha sido grabado y mezclado en los estudios Mi Sueño Studio, en Tenerife. Siendo este otro caso más en el que nuestro país es elegido para realizar esta clase de proyectos.
Hablando ya del contenido del disco, podemos concluir las primeras impresiones:
La calidad técnica del mismo es impresionante en cuanto a sonido. Algo que se ajusta a lo esperado.
La calidad de las canciones, y respecto a esto debemos tener en cuenta los gustos y expectativas, personalmente nos encontramos con un disco con muchas mudanzas. Desde temas dignos de tararear, hasta canciones que llegan a hacerse algo pesadas y que además de lastrar el resultado final, nos hacen añorar momentos más creativos del grupo.
Esta calabaza, haciendo honor al nombre del álbum, llega cargada con riffs muy pesados que se entremezclan con el estilo habitual de los alemanes con mayor o menor fortuna a la hora de cuajar en el conjunto.
"Nabataea", "Live Now!", y la hermosa balada "Hold me in Your Arms", son unos de los más re-escuchables y memorables temas del trabajo. Sería injusto no mencionar "Waiting for the Thunder", que sin salir de la línea de su estilo power y tan solo añadiendo unos teclados es quizás la más "tarareable" canción del álbum. Destacando una de las nuevas pipas de calabaza como posible himno, nombraríamos a "Straight Out of Hell". La homónima del disco se hace muy cantable en los directos, como ya hemos podido comprobar, y además tiene una buena acogida. Sigue quedando a leguas de las grandes "I Want Out" o "Future World", pero eso no es un impedimento para que ya haya ganado su lugar, como es lógico, entre las reproducciones.
Incluye además dedicatorias al productor Charlie Bauerfeind (Hamerfall, Helloween, Blind Guardian, Saxon), y a los tristemente fallecidos Freddie Mercury y Jon Lord.
Concluyendo: Se trata de un disco que aunque tiene toda la calidad de la marca Helloween, los oyentes harán una rápida selección de los temas que querrán incluir en sus listas de reproducción. Lejos de estar entre los mejores del grupo, esta nueva fase en su evolución sigue siendo un buen trabajo que encaja en el variopinto popurrí que es la discografía de Helloween.